Un coche está compuesto de cientos de miles de piezas diferentes. El motor es el alma y el corazón, sin él nada funciona, y dentro de él encontramos multitud de elementos diferentes. Las bujías son solo una pieza más en un impresionante puzle de sincronización, aceite y gasolina, pero son fundamentales para que el motor funcione. Sin ellas no podemos ir a ningún lado.
Oculta a la vista, una bujía realiza un sencillo pero esencial trabajo en el complicado proceso de los motores de combustión interna. Hay que tener en cuenta que hay dos tipos de bujías: de encendido y de precalentamiento. Las primeras las encontramos en los motores de gasolina, mientras que las segundas lo hacemos en los motores diésel. Aunque las dos puedan parecerse la verdad es que realizan trabajos completamente diferentes.
Echando mano de la caja de herramientas y desmontando el motor por su parte superior más pronto que tarde, justo encima de los cilindros, se ubican las bujías. Cuentan con una forma alargada y están compuestas a su vez por diferentes elementos: Terminal superior, cuerpo, rosca (parte que se fija al bloque motor) y electrodo, que es donde se genera la chispa.
En los motores diésel las bujías realizan el fundamental trabajo de calentar la cámara de combustión. Al no necesitar una chispa para prender la explosión de la gasolina, los diésel se apoyan en la presión y en la temperatura para que el motor funcione. Las bujías se encargan de dirigir el calor a los cilindros y facilitar así el arranque a bajas temperaturas.
Dado que cumplen con esa función tan determinante es fácil reconocer cuando una bujía está llegando al final de su vida. A la hora de intentar arrancar el motor el coche no se pondrá en marcha. El motor de arranque hará su función, la bomba de la gasolina también, pero al no haber chispa, no se produce la primera combustión. Obviamente esto pasa solo en los motores de gasolina.
Pero este no es el único síntoma de que las bujías de nuestro coche no pasan por su mejor momento. Falta de empuje del motor, aumento considerable del consumo de combustible y tirones son los principales indicios de que algo no marcha bien. En cualquiera de estos casos te aconsejamos que te acerques a tu taller de confianza para una revisión y posible cambio de las bujías del coche.
Lo bueno es que, dado que son un elemento de desgaste habitual, el cambio es sencillo y no muy costoso. En un taller hablamos de una reparación de poco dinero. Depende del número de cilindros que tenga el motor de tu coche, pero es fácil encontrarse con que la mano de obra supere al coste de los recambios, pues una bujía puede costar entre 2 y 10 euros de media.
No es necesario esperar a que el coche tenga problemas para realizar el cambio de las bujías. En el libro de mantenimiento encontraremos los plazos fijados por el fabricante. Suelen rondar entre los 60.000 y los 80.000 kilómetros en coches de gasolina y entre los 100 y los 120 mil kilómetros en coches diésel. Tampoco pasa nada si lo hacemos antes de tiempo porque como ya hemos dicho, el precio no es nada disparatado. Incluso lo puede hacer uno mismo, aunque para ello necesitamos herramientas especiales.
Es importante recordar que, aunque solo sea una bujía la que tenga problemas, hay que cambiarlas todas en lote, porque si no podríamos causar una descompensación en el grado de ignición de cada cilindro, y a la postre provocar daños peores y más costosos en el motor. Algo que seguro que ninguno de nosotros quiere.
Si tienes dudas sobre si necesitas cambiar las bujías de tu vehículo, lo mejor es dejar su cuidado y reparación en manos de los mejores profesionales. En tu taller First Stop de confianza los encontrarás siempre a tu servicio. ¡Te esperamos!
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