En un momento donde la industria del automóvil vive una explosión tecnológica, mucha de ella se centra en mejorar la seguridad, no solo de los ocupantes, sino también de los que no habitan dentro del coche. Esto hace que a día de hoy los coches sean los más seguros de la historia.
Sin embargo no todo debe dejarse en manos de la tecnología, y por eso nuestros coches están provistos de elementos que velan por nuestra seguridad sin que nosotros nos enteremos. Esos son los llamados elementos de seguridad pasiva.
Conducir es un ejercicio de riesgo. Cada conductor se tiene que enfrentar a muchos peligros, y aunque, en último término somos nosotros los que tenemos que prevenirlos y evitarlos, los elementos de seguridad activa son aquellos que actúan para que no tengamos ningún accidente. Estos son los frenos, las luces, el ABS, el ESP y una la larga lista de elementos y asistentes a la conducción que existen a día de hoy.
Sin embargo este artículo se centra en otros elementos más ocultos pero igual o más importantes. Esos que nos protegen llegados el dramático momento de tener un accidente. Por resumirlo de una manera fácil y sencilla, los elementos de seguridad activa previenen los accidentes, los elementos de seguridad pasiva entran en juego una vez ocurre el accidente, y se centran principalmente en mitigar las lesiones y la gravedad de las heridas.
Aunque no siempre los tengamos en cuenta, y algunas veces sean los grandes olvidados, todos hemos oído hablar alguna vez de los elementos de seguridad pasiva de nuestro coche.
La carrocería de nuestro coche es la primera barrera de seguridad pasiva. A la hora de diseñar un coche los ingenieros trabajan y estudian la forma de disipar la energía liberada en una colisión. A día de hoy los coches emplean materiales avanzados que consiguen absorber gran parte de la fuerza de un choque, materiales como los plásticos reforzados con fibra de carbono, el aluminio o incluso la fibra de vidrio.
Además de aportar ese papel de disipadores de energía en una colisión, estos materiales avanzados permiten aligerar el peso de los coches ya que cuanto más pesado sea un vehículo mayor es la energía cinética y por lo tanto más grave es la energía y la fuerza de un golpe. De esta manera los parachoques, los capós deformables y el resto de paneles de la carrocería se enfrentan a ese doble trabajo para aumentar la seguridad de los ocupantes.
Cuando la fuerza del impacto es grande los elementos de la carrocería no son suficientes y entra en juego el chasis, la estructura. Los ocupantes van protegidos en el interior de una jaula, pensada principalmente para soportar grandes impactos sin deformarse o para deformarse de forma controlada y calculada. En este caso, los materiales empleados son de una dureza y una rigidez mucho mayor que los usados en el exterior. Acero conformado, aluminio reforzado e incluso fibra de carbono son los más comunes.
Antes de salir al mercado cada coche se somete a duras pruebas de impacto para así testear y calificar su resistencia ante los impactos. En dicho estudios se calcula la forma en la que la estructura es capaz de deformarse, absorber y disipar la energía del impacto, calificándolo en una escala de cero a cinco estrellas. Dichos resultados están publicados y dispuestos para el público a través de la web de Euro NCAP, el organismo europeo encargado de realizar las pruebas a nivel europeo.
Pasamos a uno de los elementos de seguridad pasiva más importantes y reconocidos en el mundo entero. Aunque sus orígenes datan de la década de los 40, el cinturón de seguridad de tres anclajes surgió de la mente de un brillante ingeniero sueco en el año 1959. Nils Bohlin llevó un paso más allá la idea del cinturón de seguridad y reforzó su estructura con tres puntos de sujeción. De esta manera el cuerpo quedaba mucho más protegido y sujeto en caso de accidente.
En poco tiempo este sistema se convirtió en el estándar para todos los coches y a día de hoy sigue siéndolo. Volvo, empresa para la que trabajaba Nils Bohlin en el momento de desarrollar el cinturón de seguridad, acabaría liberando la patente del sistema para que el resto de fabricantes del mundo lo incluyeran en sus coches. Sin embargo no fue hasta décadas más tarde cuando se hizo obligatorio en todas las plazas.
A día de hoy se calcula que el cinturón de seguridad ha salvado la vida a más de un millón de personas, y se estima que evita la muerte en un 45% de los accidentes. Lamentablemente, hay quien todavía no lo tiene en mente a la hora de conducir o no lo usa correctamente. Esto obviamente no es solo un peligro personal, sino que también es motivo de multa. La Dirección General de Tráfico califica el no uso del cinturón de seguridad como una falta grave, lo que acarrea una pérdida de tres puntos en el carné de conducir y una multa económica de 200 euros.
Los orígenes de los airbags no llevan hasta el año 1971. En aquél año el fabricante Mercedes-Benz presentó la patente del primer airbag. Desde entonces se ha convertido en un elemento indispensable en la seguridad pasiva de los coches, y junto con el cinturón de seguridad son los aliados perfectos para reducir la gravedad de las lesiones en caso de sufrir un accidente grave.
El primer coche en incluirlo entre su equipamiento fue el Mercedes Benz Clase S del año 1981 tras años de ser sometido a diferentes pruebas y ensayos. Este fue el punto de partida de uno de los episodios de seguridad más exitosos de la historia. Al igual que el cinturón de seguridad, los airbags han salvado la vida de varios millones de conductores del mundo entero. Y desde hace años se ha ido extendiendo y repartiendo sus beneficios por todo el habitáculo, de tal manera que los coches más seguros del mercado pueden llegar a disponer de hasta ocho o diez airbags repartidos por el interior.
Su funcionamiento es tan sencillo como complejo. Unos sensores miden la fuerza de un impacto en caso de producirse, si la fuerza es lo suficientemente fuerte los airbags estallan para reducir la gravedad de la colisión y para amortiguar el impacto de los ocupantes. Todo ello en un transcurso de milisegundos. Una vez el accidente ha pasado los airbags se desinflan para no producir asfixia y así no causar más daños a los ocupantes.
A día de hoy las autoridades obligan a que cada coche nuevo llegue de serie con al menos un airbag, el del conductor. Y la única recomendación acerca de su uso es desactivarlo cuando viajemos con una silla de niño en el asiento del copiloto o cuando esa misma plaza esté ocupada por una mujer embarazada. Solo en estos casos es recomendable desactivar el airbag del acompañante, siendo imposible hacerlo en el lado del conductor.
Aunque parezcan un elemento de confort de los asientos, la verdad es que el papel de los reposacabezas es muy importante en lo que a seguridad pasiva se refiere. En este caso, a diferencia de los anteriores, su ajuste puede evitarnos muchos problemas a la hora de sufrir un accidente por culpa del latigazo cervical. Eso a pesar de que en un principio los reposacabezas no eran ni siquiera obligatorios en los asientos, de hecho en muchos coches había que pagar un extra por incorporarlos.
Para ajustar bien el reposacabezas éste debe situarse en línea con la parte superior de la cabeza, de esta forma queda protegida toda la parte del cuello. Resulta especialmente útil en casos de colisión trasera. En esos casos la cabeza tiende a desplazarse de forma violenta hacia detrás, por lo que si llevamos el reposacabezas bien ajustado el desplazamiento será mucho menor y por lo tanto la gravedad de las lesiones. Por ese motivo es muy importante colocar y ajustar correctamente el reposacabezas para ahorrarnos graves problemas cervicales en caso de accidente.
Aunque no forman parte de la estructura del coche, son un aliado en la seguridad pasiva del mismo. Los cristales no solo sirven para ver lo que hay delante y a nuestro alrededor, también son una barrera frente a los elementos y una barrera frente a los accidentes ya que están diseñados para soportar grandes presiones sin llegar a romperse ya que el daño producido por el cristal puede ser incluso mayor que por cualquier otro elemento del coche.
El parabrisas es el cristal más importante de todos. Pensado y diseñado para no romperse en caso de colisión evitando así la entrada de posibles elementos que puedan causar más daños. Los cristales laterales, las ventanillas, por el contrario han sido diseñados para romperse y liberar energía, además en caso de vuelco y en caso de no poder abrir las puertas del coche son la única vía de escape para los ocupantes.
Por todo ello es indispensable que los cristales de nuestro coche se encuentren en perfecto estado. Con cada mínimo daño perdemos capacidad estructural del material que puede acabar suponiendo un defecto de función y por lo tanto un riesgo para la seguridad de los ocupantes. Por ese motivo el estado de los cristales es elemento de revisión en cada una de las inspecciones periódicas que tiene que pasar nuestro coche. A la menor señal de daño conviene llevar a reparar o sustituir cualquiera de los cristales, principalmente el delantero.
Estamos ante el último y más moderno elemento de seguridad pasiva de nuestro coche. Desde el 31 de marzo de 2018 todos los coches nuevos deben incorporar de forma obligatoria este dispositivo de emergencias. Es la última de las barreras que nos protege a la hora de tener un accidente, y al igual que las anteriormente mencionadas promete salvar muchas vidas en el futuro.
Aunque el desarrollo del sistema eCall ha durado más de lo esperado, finalmente todos los organismos implicados han conseguido establecer un protocolo y un sistema de actuación. En caso de colisión, únicamente cuando la fuerza del impacto hace saltar los airbags, el sistema alertará mediante una llamada al 112 que tratará de ponerse en contacto con los implicados para calcular el alcance de la gravedad de las sesiones. Esta llamada se realiza mediante una tarjeta SIM instalada en nuestros coches y que únicamente tendrá contacto con las líneas de asistencia a nivel europeo.
En caso de que la llamada no sea respondida se activan una serie de protocolos de actuación que implica la alerta a diferentes cuerpos de seguridad, ambulancias, Policía y Bomberos. Para ello el propio sistema se encargará de transmitir los datos y la posición del accidente vía GPS, así como los datos técnicos del vehículo, el titular del mismo y la hora del suceso. De esta manera se logra reducir los tiempos de actuación de los equipos de emergencias entre un 50 y 60%, periodo en el que se producen la mayoría de muertes por accidente de tráfico.
Aunque en algunos casos se sabe cuál ha sido el alcance de importancia, el cómputo general de elementos de seguridad pasiva de nuestros coches ha permitido salvar la vida de millones de conductores y viajeros en todo el mundo. Aunque solo actúan cuando ha ocurrido lo peor, toman un papel fundamental para que un accidente con heridos no se convierta en un accidente con víctimas. Así que recuerda, abróchate siempre el cinturón de seguridad, porque sin él, el resto de elementos no sirve para nada.
Para mantener que tu coche sea seguro en todo momento, el mantenimiento de todos estos elementos es fundamental. Por ello, es fundamental que realices un protocolo de revisión periódico antes de salir en un viaje largo y acudir a tu taller más cercano siempre que sea necesario. ¿No sabes cómo hacerlo? Te lo ponemos fácil en los talleres First Stop. ¡Te esperamos!
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