A la hora de cuidar nuestro coche solemos centrarnos en aspectos más estéticos que funcionales. Bajo la carrocería de nuestro coche se esconden muchos elementos mecánicos que deben preocuparnos. La suspensión es uno de ellos. Los amortiguadores no solo son un elemento de confort, y dada su importancia es vital detectar sus problemas antes de tiempo.
En este pequeño tutorial te vamos a guiar sobre cómo saber si los amortiguadores están rotos o tienen un potencial defecto.
Lo hemos repetido muchas veces, y no nos cansamos. El único punto de unión entre el coche y el asfalto son los neumáticos. Son un elemento vital en la seguridad en carretera. Sin embargo, la suspensión es el componente mecánico que mantiene la rueda sujeta. No solo se encarga de hacernos los viajes más cómodos o de filtrar los baches, su trabajo también consiste en mantener los neumáticos siempre en contacto con la superficie, para que así estos trabajen de la forma más óptima y segura posible.
Detectar un problema a tiempo supone evitar males mayores. Las suspensiones de nuestro coche, y todo lo que tras ellas se esconde, no resultan baratas. Un fallo en un punto de sistema puede causar graves, y caros, daños en componentes secundarios, por no hablar que puede acarrear un importante fallo de seguridad para nosotros y el resto de los ocupantes de la vía. Reconozcamos los principales síntomas de una suspensión rota.
En el libro de mantenimiento de nuestro coche figuran los tiempos establecidos para el cambio de la suspensión de nuestro coche. Es altamente recomendable seguir ese calendario, porque como ya hemos demostrado, un pequeño problema en la suspensión puede acarrear un problema más grande a corto o medio plazo. Dependiendo del tipo de suspensión que monte nuestro coche, el cambio puede oscilar entre un par de cientos de euros a varios miles si llevamos instalada una moderna suspensión neumática.
Por supuesto, ante cualquier mínimo síntoma de fallo o fatiga de los amortiguadores, debemos acudir al taller. Puede que no sea el momento de cambiar la suspensión, pero si ignoramos cualquiera de los puntos que antes hemos mencionado, es muy posible que ese pequeño defecto nos obligue a cambiar todo el conjunto de suspensiones del coche, y elevar la factura final.
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