Los frenos son uno de los componentes más importantes de nuestro vehículo, pues de nada sirve tener altas dosis de potencia si no somos capaces de controlarla. Son uno de los componentes que más uso y desgaste sufre con el uso diario, y al igual que ocurre con el resto de las piezas de nuestro coche, los frenos requieren de un mantenimiento.
El equipo de frenado lo componen las pinzas y los discos de freno, y a su vez dentro de las pinzas se ubican las pastillas de freno. Si bien los discos y las pinzas ofrecen una mayor resistencia al paso del tiempo, es necesario cambiar las pastillas de freno con cierta asiduidad, la cual dependerá, esencialmente, de los kilómetros recorridos y del uso que hagamos del equipo de frenado en su conjunto.
Antes de centrarnos en el cambio de pastillas de freno, es necesario saber que estas se componen de dos elementos. Por una parte, encontramos un soporte metálico, que es el que permite fijar la pastilla de freno; y por otra, un material prensado que, gracias a la fricción con el disco de freno, nos permite detener el vehículo. Esta es la parte que más desgaste sufre.
Podemos encontrar cuatro tipos de pastillas de freno:
La elección de las pastillas de freno más adecuadas depende de cada tipo de vehículo, del uso que le vayamos a dar y de nuestra forma de conducir, por lo que antes de decantarnos por un tipo u otro, lo mejor es dejarse aconsejar por un mecánico profesional, quien te recomendará la mejor opción para tus circunstancias personales.
El desgaste de las pastillas y de los discos de freno depende de múltiples factores, como el estilo de conducción, la conducción en ciudad o fuera de ella… Además, las pastillas de freno de las ruedas delanteras se gastan más rápido que las traseras. Lo habitual es preocuparse por ello sobre los 20.000 kilómetros.
Es importante saber que, al margen de las recomendaciones de los fabricantes acerca del período de cambio de pastillas de freno, existen una serie de síntomas que nos alertan de que el equipo de frenado de nuestro vehículo está llegando al final de su vida útil. Ante el menor signo de alerta, deberemos actuar en consecuencia por nuestra seguridad y la de los demás usuarios de la vía.
Los síntomas que nos alertan de la necesidad de cambiar las pastillas de freno son los siguientes:
No seguir las recomendaciones de cambio de las pastillas de freno podría llevar a que estas se gasten en exceso y dañen los discos de freno, lo que elevará considerablemente la factura de la reparación.
Las pastillas de freno son un elemento de seguridad activa de nuestro vehículo, por lo que hablamos de una pieza delicada que conviene sustituir en un taller especializado, no en el garaje de nuestra casa. Su sustitución es una tarea relativamente sencilla y económica, pero hay que tener en cuenta que, a diferencia de otros elementos del vehículo, las pastillas de freno NO son un elemento que debamos comprar en el desguace como recambio de segunda mano.
Realmente, si nos acostumbramos a realizar frenadas progresivas y a anticiparnos a las situaciones, podemos prolongar durante muchos kilómetros la vida útil no sólo de las pastillas de freno, sino también de los discos de freno. Es más, con un correcto mantenimiento de las pastillas de freno puede que incluso ni tengamos que llegar a cambiar los discos de freno durante la vida útil del vehículo.
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