Ciertamente uno de los sueños más viejos del hombre es conseguir la locomoción sin necesitar un aporte de energía, pero es algo que únicamente puede vivir en la fantasía de nuestra imaginación. La energía ha de salir de algún sitio, porque, como bien sabemos, la energía ni se crea ni se destruye. A nivel práctico hay fuentes de energía que se consideran inagotables, como el sol, el viento, la fuerza maremotriz, etc.
El coche ecológico definitivo será aquel que se pueda mover sin provocar ningún tipo de contaminación directa ni indirecta, desde que se obtienen las materias primas para fabricarlo hasta su retirada de la vida útil. De momento eso es una quimera, pero podemos hablar de coches más ecológicos que otros, siempre desde la comparación y no en términos absolutos.
Una de las próximas fronteras del automóvil es lograr que la energía solar pueda mover vehículos y no haga falta recurrir a enchufes ni otro tipo de recargas. De momento tampoco es realizable, y los números dan la razón. Incluso en un día soleado, en el que no haya ninguna sombra, la energía que se puede captar con paneles solares -en el mejor momento del día- es insuficiente para mover un vehículo del tamaño al que nos hemos acostumbrado. Sí resulta suficiente para mover prototipos ultraligeros para un ocupante, máximo dos, en una competición muy especial en Australia, la World Solar Challenge, un recorrido de 3.000 kilómetros.
Los últimos avances en coches “solares” son, ni más ni menos, que coches eléctricos con baterías que, en función de la incidencia solar efectiva que reciban, podrán recorrer unas decenas de kilómetros al día como mucho. Para todo lo demás habrá que seguir recurriendo a la energía de las baterías. Solo podrían usarse como “solares puros” si van a estar mucho tiempo parados recargando y poco tiempo en movimiento y consumiendo dicha energía.
Incluso dando por válido un rendimiento de las celdas solares del 100% (las mejores no llegan al 50%) no se puede conseguir, ni aun forrando la carrocería de paneles solares, energía para sostener una velocidad ni de 90 km/h de forma sostenida. No obstante, la energía solar tiene algunas aplicaciones prácticas en coches normales y corrientes.
En el caso de vehículos que se usan poco y son propensos a quedarse sin batería (la de 12 voltios), hay paneles de 12 voltios y hasta 20 vatios que proporcionan energía suficiente para mantener el nivel de la carga en periodos de parada y si la incidencia solar es aceptable. Si se usan más paneles se puede lograr potencia como para cargar la batería en caso de descarga más profunda, que no mantenimiento.
Por lo demás, las placas solares en coches de producción solo se han empleado para aportar algo de energía a la red eléctrica de 12 voltios o para la climatización estacionaria, básicamente ventilación forzada para que corra el aire en el interior cuando hace calor, pero no se altera la temperatura del aire, solo se bombea.
Dentro de unos años las placas solares habrán mejorado su rendimiento, sí, pero habrá que reducir muchísimo el peso de los vehículos y renunciar a bastante potencia para hacer viajes con energía totalmente solar. Y para que eso sea viable, la siniestralidad vial tendrá que estar en mínimos históricos para no crear un problema nuevo, la mayor parte de la carrocería está diseñada para proteger en caso de accidente, no para ser ultraligera. Alta rigidez y bajo peso solo se logra con carísimos materiales compuestos como la fibra de carbono.
En definitiva, lo más cerca que vamos a estar de usar energía solar para mover vehículos va a ser emplear paneles fotovoltaicos que acumulen energía en puntos de recarga, que cargarán baterías o generarán combustibles (hidrógeno, petróleo sintético, etanol…) para su posterior uso, pero no en marcha.
¿Quieres saber más? Volver a todos los consejos sobre neumáticos