Las llantas de coche se diferencian en su tamaño, en el material o materiales de los que se componen y en los tipos de usos especializados.
Sean del tipo que sean, las llantas son uno de los elementos básicos de la seguridad, puesto que son el componente que fija la rueda al chasis. Por este motivo, este cilindro de metal juega también un papel decisivo en aspectos tan dispares con la economía de carburante, la deportividad y el confort en marcha.
Habitualmente, o por lo menos hace unos años, parecía imperar el criterio de a llanta más grande, mejor. No es así, los tamaños de las llantas de un coche –que oscilan entre las 15 y las 20 pulgadas en las medidas más comunes- los define el chasis y las prestaciones del motor.
Desde luego, por estética, se puede optar a montar una llanta más grande, pero nunca una mayor de la homologada por el fabricante para el modelo concreto. La propia marca, cuando se compra un coche como nuevo, suele ofrecer dos o tres opciones de tamaño de llanta, pero no conviene nunca salirse de ahí por seguridad y porque el coche no pasará la ITV.
Para elegir bien una llanta, acuérdate de la receta: cuanto mayor sea el tamaño, más sensible será el tacto de la dirección, más consumo y menor el confort. Si vas a conducir mucho por ciudad y, quizá, subirte a algún bordillo, no lo dudes: llanta pequeña o mediana.
Además, las llantas grandes suelen ir asociadas a perfiles bajos –el grosor de la goma que hay entre la parte de acero y la banda de rodadura- por lo que, cuanto más grande, más fácil de arañar con algún saliente, bordillo y, desde luego, es más posible sufrir un reventón por un bache o con un clavo.
A cambio, con unas llantas grandes no solo ganas en estética, lo cual nunca es desdeñable. Si van con unos buenos neumáticos montados, unas ruedas grandes de perfil bajo te proporcionan mucho más agarre al firme y un tacto de conducción considerablemente más deportivo en cualquier coche.
Por otro lado, está el asunto de la economía y no solo la de carburante. Cuanto más grande es la rueda, más energía consume y mayor el gasto de carburante que genera. Esta es una ley física, pero es que además el mayor tamaño va aparejado a un precio más elevado y si combinas esto con unas medidas de neumático poco habituales, el coste puede dispararse.
Así, cuando compras un coche, sea nuevo o de segunda mano, siempre conviene comprobar el tipo y tamaño de la llanta que monta para saber por cuánto te saldrá cambiar los neumáticos. Por todos estos motivos, a la hora de elegir llanta y rueda es más aconsejable dejarse llevar por la razón. Sin descartar que esta te lleve a un neumático 245/35 R20 95Y. ¿No sabes qué significan estos códigos? Aprende a leer un neumático con nuestra completa Guía de compra de neumáticos. Puedes conseguirla aquí.
Una vez visto los tamaños, cabe decir que los tipos de llantas para automóviles deben diferenciarse más bien por su uso que por su material de fabricación. De estos hay para todos los gustos, desde magnesio a acero, pasando por diferentes aleaciones, a las más frecuentes en coches de gama alta, hechas de aluminio o las de fibra de carbono que llevan algunos deportivos.
Cada material para llantas tiene sus ventajas específicas: las de acero son más económicas y muy resistentes; las de algunas aleaciones mejoran la suspensión; las de aluminio, más ligeras, reducen el consumo y el peso del coche; las de magnesio son más resistentes y, como las de aluminio, mejoran la refrigeración de los frenos.
Las llantas de fibra de carbono no solo ofrecen ventajas en cuanto a peso y una rigidez que puede definirse a la carta, también pueden ser mucho más bonitas. Volvemos a la estética, pero es que ese es en realidad el principal motivo por el que los coches de hoy van con llantas de todo clase.
Y en cuanto a los tipos de llantas, aunque se venden como más atractivas ruedas que tienen un diseño y características deportivas, en realidad, los coches pueden montar llantas de calle, de competición o para todoterreno, que son los tres géneros principales.
Una última curiosidad sobre la este asunto: si viajas a México o por el sur de EEUU, cuando escuches la palabra ‘llanta’, ten en cuenta que en realidad no se refieren a la parte metálica con forma de cilindro sobre la que se monta la rueda, sino a toda la rueda, es decir, a lo que en España llamamos neumático.
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