Lo habitual es que los neumáticos que se montan en turismos y furgonetas sean de verano, y que sean reemplazados cuando están desgastados o cuando tienen ya cierto tiempo de servicio. Esto se hace para mantener el nivel de seguridad, pues los neumáticos son los únicos puntos de contacto con el suelo.
A nivel legal hay que circular con más de 1,6 milímetros de profundidad de surco, pero es muy recomendable no apurar más allá de los 3 milímetros.
La profundidad del surco del dibujo determina la cantidad de agua y suciedad del firme que puede evacuarse. Especialmente hablando de condiciones de lluvia y mojado, por debajo de 3 mm la capacidad de evacuación del neumático es muy escasa, por lo que se puede sufrir el fenómeno de aquaplaning o hidroplaneo a velocidades cada vez más bajas. Cuando sucede, se pierde momentáneamente la capacidad de girar o frenar, lo cual es muy peligroso.
Algunos conductores llevan en sus turismos y furgonetas neumáticos para todo el año (todotiempo o all-season), que aumentan la seguridad de forma notable cuando las temperaturas bajan. Los neumáticos de verano pierden prestaciones por debajo de 7 ºC, mientras que los todotiempo tienen un margen de utilización mayor.
En el caso de utilizar neumáticos de este tipo no es necesario cambiar a neumáticos de verano, ya se han pensado para su utilización durante todo el año, haga el calor que haga. El rendimiento no es tan bueno en un neumático todotiempo cuando hace mucho calor, pero no es algo fácil de apreciar por el conductor medio y en una utilización normal. Sí puede notarse en modelos de gran potencia o si se practica una conducción deportiva. Por lo general, no es necesario.
Pero para aquellos que utilicen neumáticos de invierno, sí es recomendable realizar el cambio a neumáticos de verano cuando las temperaturas medias están por encima de 7 ºC. El neumático de invierno está optimizado para trabajar a una temperatura menor, por lo que con altas temperaturas su desgaste se acelera y empieza a apreciarse cierta pérdida de prestaciones.
El uso de dos juegos de neumáticos, verano/invierno, es recomendable en las zonas donde haya una gran diferencia de temperatura a lo largo del año. Para climas más suaves o templados el todotiempo funciona mejor, y donde el frío es un fenómeno más bien extraño, como cerca de la costa, lo suyo es el neumático convencional, el de verano.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el neumático de invierno pierde eficacia notablemente sobre nieve y hielo cuando la profundidad de su surco es inferior a los 4 milímetros. Si se da ese nivel de desgaste no merece la pena guardarlos para el siguiente otoño/invierno, es preferible seguirlos usando lleguen a 3 mm, momento en el que pueden ya jubilarse dignamente.
Por otra parte, es recomendable que pasados los cinco años desde la monta de los neumáticos sean revisados por un profesional para determinar el estado de los surcos y cubiertas en general. El nivel de desgaste es orientativo los primeros años. A partir de cierto punto el compuesto tiende a endurecerse, pierde flexibilidad, y parece desgastarse menos. En realidad, el neumático está llegando al final de su vida útil. Se aprecia claramente cuando la cubierta se empieza a agrietar, es momento de cambiarlos.
A pesar de que los neumáticos son los principales responsables de la seguridad activa, y de que ellos depende el trabajo de los frenos, la suspensión, dirección o ayudas a la conducción, suelen ser los grandes olvidados por los conductores. Lo más recomendable es que si tienes dudas sobre si deberías cambiar tus neumáticos o no, acudas a tu taller de confianza First Stop, donde te ayudarán a resolver tus dudas sobre tu coche.
Un neumático pasado de fecha, pero con el dibujo con profundidad de más de 1,6 mm, pasa la ITV sin problemas, pero ya implica un riesgo al circular. Por ello no hay que apurar hasta ese punto, e idealmente cambiar neumáticos cada cinco años, aunque no se hayan terminado de gastar. Además, hay que tener en cuenta que según nos acercamos al límite de desgaste legal, las distancias de frenado se alargan incluso en seco, pierden capacidad de tracción y agarre lateral, y el riesgo de reventón aumenta si circulan bajos de presión y hace mucho calor.
Por último, hay que recordar que no es recomendable circular con neumáticos de distinto tipo, como llevar de invierno en el eje delantero y de verano en el trasero. La diferencia de rendimientos puede darnos más de un susto. Los cambios hay que hacerlos de cuatro en cuatro. Para equilibrar el desgaste por ejes se puede realizar una permutación (intercambio) cada cierto tiempo, infórmese en un taller especializado para más información.
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